Entonces fui a buscarlo. Lo miré a los ojos y le
dije mi verdad más cruda (esa que guardaba en mi interior hace casi un año, que moría de miedo de admitirlo y más aún, de decirla en vos alta): “no quiero ir a París sin vos”.
¿Y vos me preguntás qué esperaba que me conteste? Lo
que para mí, hasta ese entonces, era obvio: que él tampoco quería. ¿Qué si me
contestó eso? Si. Si y no. Primero que SI.
Entonces me sentí Andrea Del Boca en
una novela del mediodía en Telefé; y él, el protagonista (el príncipe angloparlante, como
le dice mi hermano), que después de idas y vueltas, se da cuenta que todavía me
ama, me recupera, vamos juntos a Paris y chan, felices para siempre.
El tema es que ese “y fueron felices para siempre”
se me fue al carajo ayer a la noche. Porque ahí vino el NO en un llamado telefónico
(si, que se yo…es que los príncipes contemporáneos no tienen tantas agallas
como los de antes y te dejan por teléfono). “Que tengo miedo, que sufrimos mucho, que el
rencor, que todavía no puedo perdonarte”, etc, etc, etc. (OJO, cómo si sólo él tuviese miedo, cómo si sólo él tuviera que perdonar). Todo tranquilamente
superable con una noche de vino y charlas con las chicas, alguna que otra sesión
con la psicóloga, no mucho más.
Pero lo terrible, lo que me dejó con ganas de preparar
una chocotorta a las 12.52 a.m,
esperar a que se enfríe y comérmela entera, fue el gran “sos un minón, flor”.
Decime si es necesario. En serio. Capaz yo no me doy cuenta. Pero HAY NECESIDAD QUE TENGAS QUE
JUGAR ESA CARTA DE MIERDA PARA DEJAR A ALGUIEN? EH? “sos hermosa”. “que mujer increíble”. SI SOY TAN
INCREÍBLE PORQUÉ MIERDA NO QUERÉS VENIR CONMIGO A PARÍS!??
Pero hay que seguir. Y seguir. Y
seguir. Como decimos los tanos: “Avanti. Avanti ahora. Avanti sempre.”
Y si, mejor me concentro en los 98
días que faltan para tomarme ese avión con el que soñé tantas veces. Me voy. Me
voy a conocer el mundo. O por lo menos, lo que mi cuenta en el banco me
permita.
Y si viene o no a París, eso no lo sé (bueno, es evidente que no tiene muchas ganas). Pero sí sé que hice como me enseñaró una amiga cuando estudiamos: “poner el cuerpo”. De eso
no tengo dudas. Puse el cuerpo, el alma, la mente y lo más importante: mi corazón.
Una lástima. No regrets.
[ah. si. me olvidaba: bienvenidos a mi blog del viaje! prometo escribir historias máslindasmásgraciosasmásfelices, poner fotos y otras cosas. sólo que hoy arranco con éste viejo asunto, esperando que sea sólo uno de los tantos post de mi vida]